Magda Portal
Magda Portal ha muerto. Una de las primeras que más luchó por la dignidad de las mujeres a través de su acción, de sus ensayos,
de su poesía. Reproducimos aquí uno de los escritos en los que colaboró con La Tortuga. Sea éste nuestro homenaje más sentido.
En mis ya renovados viajes por los caminos del mundo y mis “encuentros” de todas las calidades, suelo reunirme con muchas mujeres y caer en el tema, de suyo excitante, del auge feminista. Me preguntan: ¿Hay feminismo en el Perú? Con cierto aparte en un es no es dubitativo, yo respondo: Sí, hay feminismo en el Perú.
Y es que decir lo contrario o resulta desconocimiento del medio en que vivo o inconsecuencia porque aun cuando en el Perú haya menos feminismo que en otros países, no cabe la menor duda de que un apreciable sector de mujeres, las más jóvenes tal vez, ya hayan accedido a la conciencia de su propia personalidad y con ella, de sus derechos, y la misma por la vida las ha lanzado por las vías discriminatorias de las deferencias sociales y se encuentran en el dilema de disputar su lugar y conquistarlo o retroceder y ser atropelladas. Porque la lucha de la mujer por su propia dignidad de seres humanos se encuentra, a ojos vista, por lo menos en los países en desarrollo, en menor valía con respecto al hombre, lo sigue estando y pese a las protestas de la mujer y a sus esfuerzos por demostrar su capacidad y su voluntad de superación. Por mi propia experiencia he llegado a la conclusión de que el sexo mujer no es ni menos fuerte ni menos capaz que lo es el hombre y en los momentos decisivos, tanto o más de los mayores sacrificios. La prueba está en que la naturaleza la dotó del tremendó dolor de parir porque, sin duda, el hombre sexual no habría podido soportar esa suprema instancia que sí soporta la mujer, tanto es así que la repite. Y si advertimos el hecho cercano de las jóvenes mujeres que toman las armas como en Centroamérica para defender a su patria, ya que su lema es “vencer o morir”, no están ignorando que afrontan la muerte. Y no se arredran. Y es que el dolor físico la mujer lo sublimiza y más aún si de salvar a sus hijos se trata. Pero, para no desviarme del tema, diré que sí afirmo que hay feminismo entre las mujeres peruanas, porque dejarían de serlo si rehúyen el reto ya universal de conquistar sus derechos, base de la adquisición de su propia dignidad. Porque dejarían de ser conscientes las mujeres si no comprendieran que esta batalla que las mujeres están librando conlleva futuro, su destino y la realización de sus viejos anhelos en un mundo justo que reconozca la igualdad con el hombre, con el disfrute pleno de todas sus prerrogativas sin ninguna restricción. Cediendo a los viejos prejuicios heredados, puede ser que aún existan mujeres que no den las batallas decisivas, de las que deben ser las últimas para desterrar diferencias peyorativas que disminuyen y ofenden tanto a la mujer como al mismo hombre.
Y estas batallas se realizan con todo el fervor y la fe de las grandes luchadoras sociales, pero sin las cruentas luchas de los presuntos enemigos que resisten todavía. Y debo agregar que la segregación de la mujer es tanto y más cruel que el Apartheid de las razas llamadas inferiores, también en rebeldía por sus derechos aún sojuzgados.